sábado, 1 de noviembre de 2014

Retórica - S. IV A.C. - Aristóteles

En general la obra de Aristóteles siempre es útil para comprender nuestro tiempo. Su simplicidad de análisis, el hecho de describir las estructuras mediante ejemplos realmente existentes, y lo poco que ha cambiado el habitante de occidente, pese a los cambios producidos en el ambiente, le da una vigencia extraordinaria.

En este caso, hablando de la retórica, hace una doble división del tema: por una parte distingue entre discurso forense, deliberativo, y de exhibición, esto es, los judiciales, políticos y, digamos, artísticos; por otra distingue entre emisor, receptor y mensaje. Con las combinaciones de estas piezas va construyendo su edificio.

La retórica se describe en paralelo a la analítica, pero si ésta se ocupa de la verdad, aquella es menos ambiciosa y busca lo convincente. Así, los métodos del análisis que son la deducción y la inducción, tienen su correlato en los métodos de la retórica en forma de entimema y el ejemplo, pero ni uno ni otro pretenden demostrar, sino sólo aumentar la plausibilidad de la postura que se defiende en el debate.

Como es tradicional, los filósofos no tienen mucha confianza en sus oyentes, por lo que para la retórica se exige hablar con sencillez, y no sólo eso, también
...basar los argumentos y razonamientos en nociones comunes
No sólo para que la gente lo entienda, también, y esta es una de las claves del poco rigor de la retórica, para que se sientan cómodos y se identifiquen con lo que están escuchando. También es importante la apariencia del hablante, porque debe parecer moderado e inspirar confianza, todo ello, como se ve, poco relacionado con la verdad. El autor parece pensar que el fin justifica los medios, y que lo importante es defender una buena idea, no los medios que uno utilice para ello:
... lo sofístico no tiene que ver con el dominio de unos recursos, sino con el propósito o, lo que es lo mismo: se es sofista si se pone el arte del razonamiento al servicio de una interpretación moral desviada.
Lo cual parece hasta cierto punto una excusa, y se enfrenta con Platón, tanto respecto a los sofistas como respecto a la retórica en sí misma.

Como no hay nada aislado en este mundo, Aristóteles tiene que repasar su Política, Analítica, Poética y Ética para hablarnos de retórica, tanto para analizarla, como para explicar los temas de los que se habla, porque esto es también fundamental: si uno defiende a un acusado, tiene que saber de leyes y costumbres; si habla de lo que debe hacer la ciudad, tiene que saber de guerra y abastecimiento, etc. De esta manera la retórica resulta una buena manera de resumir el pensamiento del filósofo sobre muchos temas. Por ejemplo, la política:
El fin de la democracia es la libertad; el de la oligarquía la riqueza; el de la aristocracia, la disciplina y la legalidad; el de la tiranía, la custodia...
Hay que recordar que Aristóteles, presentado a veces, como en esta edición, como partidario de la aristocracia, más bien propone un sistema que equilibre entre todos los sistemas, en realidad algo que podría ser parecido a nuestra democracia representativa actual, que, siendo democracia, tiene componentes aristocráticos en cuanto a que los representantes se eligen (en teoría se eligen los mejores) y componentes monárquicos, no sólo por el Rey, sino porque en todas las democracias hay un jefe de gobierno que destaca sobre sus compañeros.

También, como decía, la Ética, como en este utilísimo ejemplo:
...cuando quieras elogiar, mira que consejo podrías dar, y cuando quieras aconsejar, mira qué podrías elogiar.

Todo el libro está cuajado de citas, sobre todo de Homero, cuya obra era de referencia para todos los temas, aunque también encontramos fragmentos de tragedias, algo de Simónides, etc. Todas ellas de obras conocidas en su tiempo, quizás para cumplir su propio consejo de utilizar nociones comunes.
Por eso tiene razón el poeta, refiriéndose a Héctor, cuando quiere calmar la cólera de Aquiles ante su cadaver: "es tierra insensible lo que ultraja, enfurecido."

En definitiva, para no alargarme demasiado, siempre merece la pena Aristóteles. Casi veinticinco siglos de distancia hacen que lo que permanece actual de sus ideas nos ayude a ver un poco desde fuera tanto la sociedad en la que vivimos como a nosotros mismos. Es difícil evitar, al leer está retórica, el analizar como nuestros políticos y opinadores profesionales utilizan todavía los mismos recursos que se utilizaban hace tanto tiempo para discutir si convenía entrar bajo la protección de Filipo o permanecer independientes, así como otros asuntos mucho más bajos, claro.

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