martes, 22 de diciembre de 2015

Resultados electorales para todos los gustos (y disgustos)

Por fin llegaron las elecciones, y parece que llegaba una época de calma, pero no es así, la campaña electoral era la tormenta que presagiaba más tormenta.

El PP ha ganado las elecciones, pero sabe de sobra que tiene poco que celebrar, porque tiene muy difícil formar gobierno, y, lo que es peor, de poco le valdría, porque España es un sistema parlamentario, y un gobierno sin mayoría en el congreso ni se entiende ni es funcional. Como decía el lunes un periodista: puede estar gobernando el PP y mientras tanto derogando la reforma laboral o la ley de educación en el congreso, con eso, creo, está dicho todo. Necesita unas nuevas elecciones.

¡El PSOE ha ganado! Quizás está es la mayor muestra de sinvergonzonería postelectoral. Las encuestas y ciertas formas de comunicación han tomado demasiada fuerza, y parece que a este partido le basta con vencer a las encuestas. Es muy oscuro el futuro del PSOE, si pacta con el PP probablemente se hunda, si pacta con Podemos es ya casi seguro que se hunde... Si no pacta con nadie y fuerza unas nuevas elecciones, es muy posible que acabe hundido... se puede decir de varias formas, pero el fondo es el mismo.

Podemos ha sido el claro ganador de estas elecciones, con casi setenta escaños en su primer intento, algo inaudito en nuestra democracia. Están tan contentos que Pablo Iglesias se atreve a poner como condición para dar su apoyo una reforma constitucional, que por otra parte, si quiere ser profunda, no sería viable sin apoyo del PP, que no parece muy dispuesto. Podemos quiere nuevas elecciones, porque de todos los partidos puede ser el que más claro tiene que quiere gobernar, o César o nada, aunque ellos sólo piensan en César, claro, nada de nada. Toda resistencia es fútil.

Ciudadanos ha perdido las elecciones, esto es difícil de entender, porque ha sacado 40 diputados en su prime intento, que no está nada mal, pero, como casi todos, se enfrenta sobre todo a las encuestas, y dado que hasta hace muy poco era considerado un claro segundo puesto, con posibilidades de ser primero, pues ha perdido. Su papel tras las elecciones ha quedado en poca cosa, ni puede hacer nada solo, ni aliado con el PP o el PSOE, así que depende completamente de lo que hagan los demás, sin que quede muy claro de si le convienen 4 años de asentamiento o la repetición de las elecciones, porque las oscilaciones de estos partidos nuevos parecen enormes, y lo mismo sería un triunfo que un fracaso.

IU también ha perdido, o lo que sea, parece que acabó la campaña con fuerzas renovadas, pero se ha quedado en nada, porque el voto de la extrema izquierda se ha concentrado en Podemos, y no les ha quedado espacio. Su futuro parece estar más en una fusión con el partido violeta (morado, malva) que en una repetición o no de las elecciones.

Los diversos nacionalistas pueden ser importantes en caso de una gran coalición de partidos pequeños (que no perdedores), pudiendo abocarnos a un futuro todavía más incierto.

Personalmente creo que la mejor opción es que se repitan las elecciones, y no parece que vaya a haber muchos partidos en contra, dado que la mayor parte de ellos, y probáblemente los tres mejor situados, creerán más en mejorar sus resultados que en empeorarlos... De lo contrario tendremos que elegir entre un gobierno sin poder o un poder sin gobierno, y ninguna de las dos cosas parece una buena perspectiva para España.


martes, 8 de diciembre de 2015

El Debate a 4 según Petronio

Las campañas electorales van derivando, en gran medida gracias a los partidos emergentes, hacia la televisión e internet, en lugar de tanta cartelería y mitin (que supongo que por ahí seguirán, pero menos). Se ha hecho obligatorio para partidos y candidatos la presencia continuada en los medios, bien sea en programas especializados y debates, o bien en otros de entretenimiento, donde nos muestran su lado humano (el otro lado no sabemos si es mecánico o divino, bueno, quizá sí lo sepamos).

En fin, en estas circunstancias se ha dado un debate a cuatro, que desde mi punto de vista es difícil que no resulte aburrido, porque los participantes lógicamente se dispersan y se ven hasta cierto punto obligados a elegir entre soltar su rollo, disparar a discreción, o fijarse un objetivo y olvidarse de los demás.

Sin embargo sí se pueden sacar cosas en claro (¡claro!) y aunque no soy lo que se dice un tío elegante, creo que la ropa elegida por cada participante nos puede valer como hilo conductor.


Pedro Sánchez se vistió de equidistante, a él no le gustaría esta calificación, supongo, pero describe eso tan raro que llevaba, aparentemente el fruto de haber mezclado varios trajes en uno, coincide con la postura desubicada del PSOE en estos momentos, en los que no entienden muy bien porque pierde el PP y ellos no acaban de surgir como alternativa.
Un buen motivo para que no se le vea como alternativa es que su primer dardo fue contra Ciudadanos, sin ninguna necesidad, ya que fue él quién empezó el debate y al elegir rival eligió la batalla por el segundo puesto.
Lo mismo para todo, equidistancia. No tiene mucho que decir de Cataluña, salvo un estado federal que prácticamente nadie quiere y que resultaría inútil para el momento de insurgencia actual; no tiene ideas económicas, salvo que no es Podemos ni PP y respecto a la corrupción no es capaz de salirse del y tú más, por razones obvias: tanto el PP como el PSOE tienen razón cuando se acusan.

Pablo Iglesias parece que llevaba eso que se va poniendo de moda, un look, que es como hacer de todos los días carnaval, lo que pasa es que en lugar de decir que vas disfrazado dices que llevas look motero, rural, profesional, etc.
En su favor diré que llevaba un look Pablo Iglesias bastante correcto. Y es que se ha convertido en una versión atenuada de sí mismo: ahora las camisas son de su talla y también sus ideas van tomando una dimensión más ajustada. Ha dejado atrás buena parte de la rabia y de las ideas, o las expresiones, más absurdas (como su manía de querer dar lecciones de negocios a los banqueros, de gobierno a los gobernantes, de economía a los economistas, etc), y se ha centrado un poco.
Tanto en su lenguaje como en su expresión corporal se ha hecho un buen imitador de Zapatero, y probablemente no le iría mal así, si tuviera más tiempo (el debate ha llegado en un punto de inflexión, creo yo, de las expectativas tanto de Ciudadanos como de Podemos, así que algo de tiempo le queda). Cuando habla de Derecho a Decidir se hace especialmente angelical y llega a decir (creo que escuché bien): "Somos los únicos que podemos garantizar que los catalanes decidan quedarse", estando sobrio.

Albert Rivera iba vestido de experto en Kant, que es un traje del que le costará librarse. Más en serio, parece que quiso aparentar que era el presidente, aunque quizás más de presidente del Santander (en paz descanse), que de presidente del gobierno. De los que estuvieron en el debate es el que más claras cree tener sus opciones a la presidencia, o, al menos, el que más quiere que lo parezca. Pero, aunque Sánchez se esfuerce por darle la razón, de momento parece complicado verle en el papel, aunque estas elecciones abran nuevos caminos.
Creo que a Rivera le favorecen más las entrevistas que los debates. Menos aún puede triunfar en un debate en el que pretende ocupar una posición institucional, como si fueran elecciones a Rey, el hombre de Estado por antonomasia, que personalmente no creo que sea, pero que en todo caso es algo que tendrá que demostrar con los años, no empezar como Papa y luego ya veremos si le hacen obispo.

Soraya Sáenz iba rara, si me permiten el tecnicismo, no se sabe muy bien si iba a salir luego a tomar algo a un sitio bien, o por qué no eligió algo más profesional o más de calle. Aparte de eso, no sé, ni es lo importante, si es muy bajita (alta está claro que no es), pero la verdad es que cuando entraba la cámara desde el ángulo de Pedro Sánchez los cuatro parecían los Dalton y ella diminuta (no sé si eso la benefició o la perjudicó).
Respecto a sus ideas, pues las del PP, nadie espera sorpresas por este lado. Clara respecto al independentismo, lo cual siempre es de agradecer, y oscura respecto a la economía, que parece que no es tan defendible; las cosas no van tan mal como iban, pero tampoco hemos remontado tanto como quiere dejar ver el gobierno, y vender que las cosas "van algo mejor" o "ha cambiado la tendencia" no es tan fácil como parece.
Respecto a la corrupción, es el punto débil del PP y el PSOE, y desde mi punto de vista es suficientemente importante como para que ambos merezcan estar fuera del gobierno muchos años, o incluso desparecer. En el debate algo de "y tú más" y perfil bajo, claro.

Maríano Rajoy usó, probablemente, bata y pantuflas de caña alta, y disfrutaría mucho del debate, y de la buena idea que tuvo al quedarse en casa (o en Doñana).

Ahora viene la pregunta clave ¿Quién ha ganado el debate?
Pues A3 media, claro.