viernes, 6 de enero de 2017

Guerra Total (Cymbeline) - 2014 - Michael Almereyda

Es una adaptación de una de las obras menos conocidas de Shakespeare, o no una de las más populares. Ya hablamos en su día de la versión realizada por la BBC en los ochenta, pero esta adaptación es distinta, realmente muy distinta.

En español se conoce la obra como Cimbelino, aunque en esta ocasión han cambiado el título a Guerra Total, y le añaden el nombre en versión original, para aclarar de qué se está hablando. Puede encuadrarse dentro del numeroso grupo de obras que el bardo dedica a la historia de Inglaterra. En esta ocasión nos cuenta los enredos familiares de un rey bretón en guerra con los romanos.

La adaptación, en pocas palabras, resulta ridícula. Son numerosas las obras del autor que han sido versionadas en un ambiente actual con desigual resultado: Titus Andrónicos, Hamlet, Romeo y Julieta, Mucho Ruido y Pocas Nueces, Coriolano... y supongo que otras que yo no haya visto; el caso es que esta es probablemente la peor, aunque tampoco el Hamlet de Ethan Hawke parece que sea una película de las que animan a repetir (también tiene su pequeño papel en esta adaptación).


Intentan aprovechar el tirón de actores conocidos: Ed Harris, Mila Jojovich, Ethan Hawke, etc. Y no se explica muy bien cómo se les convence para meterse en este proyecto, pero el caso es que no pueden negar que están ahí, aunque supongo que les gustaría, y no es sólo que los actores no están perfectos, sino que la ambientación, que es el gran error, les hace quedar en ridículo. El rey, Ed Harris, se transforma en el líder de una banda de moteros, que vive en un chalet anticuado con una esposa que parece ejecutiva de alguna empresa y el hijo de ambos, tonto de capirote, que no sabe a qué atenerse, lo cual no puede extrañar a nadie. Los romanos son policías, que quieren cobrar un tributo a los moteros; y al negarse éstos se desata la guerra, no sólo eso: ¡la guerra total! Todo ello en una estética digna de Grease, con lo cual no se entiende que hayan dejado pasar la posibilidad de contratar directamente a John Travolta, que peor no hubiera quedado.

He leído algunas críticas a esta película que consideran un error la ambientación actual en las obras de Shakespeare, pero no creo que este sea el problema, sino el borrar concienzudamente toda la épica de la historia: un jefe de moteros no es un rey, sus peleas con la policía no son una guerra, ni, ya puestos, queda muy bien ver al héroe pasear en patinete, lánguidamente, sumido en sus meditaciones (no estoy seguro, pero creo que llegan a llamarle su montura).

En un episodio de Los Simpson, Moe cambia su taberna cutre por un local moderno, en un momento dado, harto de tanta sofisticación, sintoniza un partido de fútbol en la tele, y un cliente le advierte de que, salvo que sea una ironía, debe quitar el partido.
Pues eso, o esto es una enorme broma, o mejor no hacerlo.