martes, 22 de diciembre de 2015

Resultados electorales para todos los gustos (y disgustos)

Por fin llegaron las elecciones, y parece que llegaba una época de calma, pero no es así, la campaña electoral era la tormenta que presagiaba más tormenta.

El PP ha ganado las elecciones, pero sabe de sobra que tiene poco que celebrar, porque tiene muy difícil formar gobierno, y, lo que es peor, de poco le valdría, porque España es un sistema parlamentario, y un gobierno sin mayoría en el congreso ni se entiende ni es funcional. Como decía el lunes un periodista: puede estar gobernando el PP y mientras tanto derogando la reforma laboral o la ley de educación en el congreso, con eso, creo, está dicho todo. Necesita unas nuevas elecciones.

¡El PSOE ha ganado! Quizás está es la mayor muestra de sinvergonzonería postelectoral. Las encuestas y ciertas formas de comunicación han tomado demasiada fuerza, y parece que a este partido le basta con vencer a las encuestas. Es muy oscuro el futuro del PSOE, si pacta con el PP probablemente se hunda, si pacta con Podemos es ya casi seguro que se hunde... Si no pacta con nadie y fuerza unas nuevas elecciones, es muy posible que acabe hundido... se puede decir de varias formas, pero el fondo es el mismo.

Podemos ha sido el claro ganador de estas elecciones, con casi setenta escaños en su primer intento, algo inaudito en nuestra democracia. Están tan contentos que Pablo Iglesias se atreve a poner como condición para dar su apoyo una reforma constitucional, que por otra parte, si quiere ser profunda, no sería viable sin apoyo del PP, que no parece muy dispuesto. Podemos quiere nuevas elecciones, porque de todos los partidos puede ser el que más claro tiene que quiere gobernar, o César o nada, aunque ellos sólo piensan en César, claro, nada de nada. Toda resistencia es fútil.

Ciudadanos ha perdido las elecciones, esto es difícil de entender, porque ha sacado 40 diputados en su prime intento, que no está nada mal, pero, como casi todos, se enfrenta sobre todo a las encuestas, y dado que hasta hace muy poco era considerado un claro segundo puesto, con posibilidades de ser primero, pues ha perdido. Su papel tras las elecciones ha quedado en poca cosa, ni puede hacer nada solo, ni aliado con el PP o el PSOE, así que depende completamente de lo que hagan los demás, sin que quede muy claro de si le convienen 4 años de asentamiento o la repetición de las elecciones, porque las oscilaciones de estos partidos nuevos parecen enormes, y lo mismo sería un triunfo que un fracaso.

IU también ha perdido, o lo que sea, parece que acabó la campaña con fuerzas renovadas, pero se ha quedado en nada, porque el voto de la extrema izquierda se ha concentrado en Podemos, y no les ha quedado espacio. Su futuro parece estar más en una fusión con el partido violeta (morado, malva) que en una repetición o no de las elecciones.

Los diversos nacionalistas pueden ser importantes en caso de una gran coalición de partidos pequeños (que no perdedores), pudiendo abocarnos a un futuro todavía más incierto.

Personalmente creo que la mejor opción es que se repitan las elecciones, y no parece que vaya a haber muchos partidos en contra, dado que la mayor parte de ellos, y probáblemente los tres mejor situados, creerán más en mejorar sus resultados que en empeorarlos... De lo contrario tendremos que elegir entre un gobierno sin poder o un poder sin gobierno, y ninguna de las dos cosas parece una buena perspectiva para España.


martes, 8 de diciembre de 2015

El Debate a 4 según Petronio

Las campañas electorales van derivando, en gran medida gracias a los partidos emergentes, hacia la televisión e internet, en lugar de tanta cartelería y mitin (que supongo que por ahí seguirán, pero menos). Se ha hecho obligatorio para partidos y candidatos la presencia continuada en los medios, bien sea en programas especializados y debates, o bien en otros de entretenimiento, donde nos muestran su lado humano (el otro lado no sabemos si es mecánico o divino, bueno, quizá sí lo sepamos).

En fin, en estas circunstancias se ha dado un debate a cuatro, que desde mi punto de vista es difícil que no resulte aburrido, porque los participantes lógicamente se dispersan y se ven hasta cierto punto obligados a elegir entre soltar su rollo, disparar a discreción, o fijarse un objetivo y olvidarse de los demás.

Sin embargo sí se pueden sacar cosas en claro (¡claro!) y aunque no soy lo que se dice un tío elegante, creo que la ropa elegida por cada participante nos puede valer como hilo conductor.


Pedro Sánchez se vistió de equidistante, a él no le gustaría esta calificación, supongo, pero describe eso tan raro que llevaba, aparentemente el fruto de haber mezclado varios trajes en uno, coincide con la postura desubicada del PSOE en estos momentos, en los que no entienden muy bien porque pierde el PP y ellos no acaban de surgir como alternativa.
Un buen motivo para que no se le vea como alternativa es que su primer dardo fue contra Ciudadanos, sin ninguna necesidad, ya que fue él quién empezó el debate y al elegir rival eligió la batalla por el segundo puesto.
Lo mismo para todo, equidistancia. No tiene mucho que decir de Cataluña, salvo un estado federal que prácticamente nadie quiere y que resultaría inútil para el momento de insurgencia actual; no tiene ideas económicas, salvo que no es Podemos ni PP y respecto a la corrupción no es capaz de salirse del y tú más, por razones obvias: tanto el PP como el PSOE tienen razón cuando se acusan.

Pablo Iglesias parece que llevaba eso que se va poniendo de moda, un look, que es como hacer de todos los días carnaval, lo que pasa es que en lugar de decir que vas disfrazado dices que llevas look motero, rural, profesional, etc.
En su favor diré que llevaba un look Pablo Iglesias bastante correcto. Y es que se ha convertido en una versión atenuada de sí mismo: ahora las camisas son de su talla y también sus ideas van tomando una dimensión más ajustada. Ha dejado atrás buena parte de la rabia y de las ideas, o las expresiones, más absurdas (como su manía de querer dar lecciones de negocios a los banqueros, de gobierno a los gobernantes, de economía a los economistas, etc), y se ha centrado un poco.
Tanto en su lenguaje como en su expresión corporal se ha hecho un buen imitador de Zapatero, y probablemente no le iría mal así, si tuviera más tiempo (el debate ha llegado en un punto de inflexión, creo yo, de las expectativas tanto de Ciudadanos como de Podemos, así que algo de tiempo le queda). Cuando habla de Derecho a Decidir se hace especialmente angelical y llega a decir (creo que escuché bien): "Somos los únicos que podemos garantizar que los catalanes decidan quedarse", estando sobrio.

Albert Rivera iba vestido de experto en Kant, que es un traje del que le costará librarse. Más en serio, parece que quiso aparentar que era el presidente, aunque quizás más de presidente del Santander (en paz descanse), que de presidente del gobierno. De los que estuvieron en el debate es el que más claras cree tener sus opciones a la presidencia, o, al menos, el que más quiere que lo parezca. Pero, aunque Sánchez se esfuerce por darle la razón, de momento parece complicado verle en el papel, aunque estas elecciones abran nuevos caminos.
Creo que a Rivera le favorecen más las entrevistas que los debates. Menos aún puede triunfar en un debate en el que pretende ocupar una posición institucional, como si fueran elecciones a Rey, el hombre de Estado por antonomasia, que personalmente no creo que sea, pero que en todo caso es algo que tendrá que demostrar con los años, no empezar como Papa y luego ya veremos si le hacen obispo.

Soraya Sáenz iba rara, si me permiten el tecnicismo, no se sabe muy bien si iba a salir luego a tomar algo a un sitio bien, o por qué no eligió algo más profesional o más de calle. Aparte de eso, no sé, ni es lo importante, si es muy bajita (alta está claro que no es), pero la verdad es que cuando entraba la cámara desde el ángulo de Pedro Sánchez los cuatro parecían los Dalton y ella diminuta (no sé si eso la benefició o la perjudicó).
Respecto a sus ideas, pues las del PP, nadie espera sorpresas por este lado. Clara respecto al independentismo, lo cual siempre es de agradecer, y oscura respecto a la economía, que parece que no es tan defendible; las cosas no van tan mal como iban, pero tampoco hemos remontado tanto como quiere dejar ver el gobierno, y vender que las cosas "van algo mejor" o "ha cambiado la tendencia" no es tan fácil como parece.
Respecto a la corrupción, es el punto débil del PP y el PSOE, y desde mi punto de vista es suficientemente importante como para que ambos merezcan estar fuera del gobierno muchos años, o incluso desparecer. En el debate algo de "y tú más" y perfil bajo, claro.

Maríano Rajoy usó, probablemente, bata y pantuflas de caña alta, y disfrutaría mucho del debate, y de la buena idea que tuvo al quedarse en casa (o en Doñana).

Ahora viene la pregunta clave ¿Quién ha ganado el debate?
Pues A3 media, claro.




viernes, 6 de noviembre de 2015

Nacionalismo en Cataluña: killing me softly...

Pues sí, los nacionalistas catalanes nos van matando con su simpatía y su fachada racionalista.

Casi todos los portavoces del movimiento que se pueden escuchar estos días tienen esto en común: evitan la polémica, se esfuerzan por aparentar que la verdad pasa directamente de El Pueblo (así, con mayúsculas) a sus bocas, y  fingen que es eso lo que les da fuerzas para enfrentarse, dicen, a todo.

Pero no es eso, sino más bien la fuerza del abusón, que se siente dueño de las riendas, y, como el abusón de Los Simpson, no deja de repetir, con toda calma: "¿Por qué te pegas? ¿Por qué te pegas?", aparentando preocuparse mucho de una violencia de la que él mismo es causante.

Estos abusones nos cuentan sus mentiras suavemente, porque son dueños del parlamento autonómico y eso les da mucha fuerza, y porque en realidad no les importa mucho lo que piensen los demás; sólo tienen la amabilidad del mafioso, hasta que deja de cobrar.

Una de las principales pruebas de que no hay opresión hacia Cataluña (por si hicieran falta pruebas) es lo lejos que pueden llegar los políticos autonómicos en el fraude de palabra, en el fraude de ley, y, sobre todo, en el abuso.





viernes, 9 de octubre de 2015

Los Negocios del Señor Julio César - 1949 - Bertolt Brecht

Novela original, en la que se nos muestra la sociedad política del siglo I antes de Cristo, a través de uno de sus protagonistas principales, probablemente el más importante de su siglo, y mucho más,  si tenemos en cuenta que 2000 años después de su muerte su nombre todavía era utilizado para los emperadores de Alemania y Rusia.

César remata la república romana, que probablemente daba sus últimos coletazos antes de su aparición, y pone las bases para que su heredero inicie una nueva era de paz, pero también de gobierno absolutista.

Pero no es este César legendario, el "divino César", con quien nos encontramos en esta obra, es sólo C., que aunque no se mencione haría referencia según la costumbre romana a su nombre de pila, Cayo, no al César, que usaba para referirse a sí mismo y que posteriormente Augusto puso tanto cuidado en conservar.

El Cayo de la novela es un hombre de edad mediana (38 años), con cierta influencia en la ciudad (es Pontífice Máximo, aunque el autor desprecia un tanto esta circunstancia), y se dedica a pequeñas corruptelas y a vivir por encima de sus posibilidades.

No se sabe muy bien si está esperando su oportunidad de medrar, o si son sus multimillonarias deudas las que le obligan a huir hacia delante y convertirse en el principal ciudadano de Roma. Es precisamente en el momento en que César va a presentarse al consulado cuando Bertolt Brecht deja la novela, que ya nunca acabará.

Desde mi punto de vista el personaje se le está haciendo grande, y cada vez tiene que reconocerle más y más peso a sus actos, que cada vez tienen más repercusión. Es fácil hablar de un César frívolo y prácticamente tonto cuando se dedica a aumentar sus deudas sin moverse de su mansión, pero según va triunfando en sus propósitos se hace necesario irle reconociendo méritos, para que la novela no acabe pareciendo un entremés.

Hay algo más importante y cercano que la corrupción de César, y es la corrupción de Roma. Catilina, tras perder las elecciones, quiere tomar el poder por las armas, supuestamente para dárselo al pueblo, pero su capacidad de acción, como la de todos los partidos, depende del dinero que pueda conseguir, y, como pasará en todas las revoluciones futuras, del acuerdo entre los proletarios y los pobres sin pantalones. De esta manera, cuando la "city" le corta el flujo de dinero, y la opinión común le obliga a romper con los esclavos y dejarlos al margen de su revolución, se ve abocado a la derrota total y la muerte.

Mientras tanto César y Pompeyo van obteniendo sus propios triunfos y fondos (explotando las provincias y conquistas) y a la vez buscando su hueco entre el partido demócrata y el senatorial. Pompeyo acaba representando al senatorial, y César al demócrata (popular), pero en la novela da la impresión de que igualmente se podía haber dado el caso contrario si las circunstancias hubieran cambiado.

Todo el mundo está vendido, y los papeles a ocupar sólo dependen de las posibilidades que tenga cada uno para obtener poder y dinero: los sobornos y el saltarse la ley son la regla general, y el pueblo es al mismo tiempo la mayor fuerza disponible, y barro en las manos de quienes intentan aprovecharse de él.

En definitiva, es un libro de política, que está escrito en un lenguaje moderno precisamente para que no resistamos la tentación de buscar los personajes paralelos en la política y sociedad de nuestro momento.

Quizás el mensaje más importante: votemos a quien mejor nos parezca, pero no sigamos a nadie, porque ellos estarán siguiendo sus propios intereses personales.



miércoles, 7 de octubre de 2015

Irrational Man - 2015 - Woody Allen

Escribía Nietzche que nada hay más vulgar que la muerte, y que lo segundo más común es el nacimiento (porque se puede morir sin haber nacido), si estos hechos nos siguen importando es porque cambian los protagonistas.

Más o menos esto es lo que sucede con muchas películas de Woody Allen, que es la misma historia que nos ha contado otras veces, pero nos sigue interesando porque construye buenos protagonistas. Irrational Man tiene mucho que ver sobre todo con Match Point y Delitos y Faltas, pero en esta ocasión llevado a un ambiente universitario, lo cual le permite al autor sacar a colación sus ideas sobre la filosofía, que van y vienen a lo largo de toda su carrera tanto en el cine como en sus relatos.

En este sentido se pretende que "la clave" de la película sea la moral kantiana, el imperativo categórico ¿Se puede cometer un mal por pequeño que sea? Empieza siendo una "moral de las letras" frente a una "moral de la vida", pero la conclusión parece ser que la vida sin la letra es bastante inmoral.

Hay una frase muy bonita atribuida a Pascal sobre esta dicotomía: "Si no actúas como piensas acabarás pensando como actúas".

Se puede hacer al menos  otra lectura fundamental de la película, la diferencia entre la apariencia y la realidad, que nos lleva directamente a Match Point. En este caso el protagonista ya no es tan joven, y el personaje que ha creado de cara al mundo no forma parte de un plan, quizás simplemente se ha ido haciendo malvado y no se ha dado cuenta, porque siente la necesidad de sentirse el bueno de la historia.

Al hacer la digestión de sus desgracias se ha convertido en un desgraciado ¡Eres lo que comes!

Le ha quedado una película menos redonda que Match Point o Blue Jasmine, pero que no desmerece de su obra en general. Los actores están muy bien, especialmente Joaquin Phoenix, porque Emma Stone, está más bien correcta, pero no consigue encontrar su hueco como hizo en Birdman, o quizás Woody Allen no ha sabido sacarle todo el partido, porque el texto seguramente es mejor este: con más matices, más sutil.

En general merece la pena ver la película, desde luego si uno es seguidor del director, como es mi caso, pero también si no lo es, para ver una historia contada con tiempo y esmero, sin prisas, sin ruido, real y al mismo tiempo completamente mentirosa, arte.

martes, 6 de octubre de 2015

Las Falacias Nacionalistas

Un día se despertó el líder Mas, el rey Artur, como suele llamarle Carlos Alsina en Más de Uno, y descubrió que Cataluña estaba oprimida por España y que necesitaba urgentemente ser liberada, si es posible bajo su mandato, y con un 3% de comisión por las molestias.

Esta revelación personal transmitida directamente de la boca de la diosa Estelada a la oreja del rey Artur ha catalizado el nacionalismo catalán, sacando a la luz una verdad cada día más evidente: tras 30 años de negociaciones y concesiones a la autonomía, llega un momento en que queda poco más que decidir: "Independencia sí, independencia no".

La primera falacia política que se carga en España está relacionado con un término tan oscuro y mitológico como "pueblo", bajo el sencillo silogismo de que "si vivimos en una democracia, el pueblo tiene derecho a decidir", sólo que ese pueblo no se sabe muy bien donde empieza y donde acaba. Según la constitución la soberanía es del pueblo español, según Más es del pueblo Catalán, y según el derecho de autodeterminación en principio puede ser de cualquiera que se declare a sí mismo "pueblo", por ejemplo, Villabajo puede estar deseando independizarse de Villarriba, y como pueblo tendrá "derecho a decidir".
El caso es que hablar de "pueblo" es tratar una multitud de personas como si sólo fueran una, con una sola opinión (la voluntad popular) y por supuesto una unidad de destino en lo universal, como diría Franco, otro nacionalista, aunque de un tipo distinto.
Es difícil librarse del peso de este lastre, porque además nos han convencido a los españoles de que la nacionalidad es un tema de sentimiento, si un director de cine (por ejemplo) se siente micronesio, pues no tiene ninguna importancia que sea español, porque la nacionalidad la llevamos en el corazoncito, y micronesio será, porque de sentimientos es difícil discutir.

Otra falacia, o conjunto de ellas, es el debate sobre Europa que se ha generado en la campaña electoral: ¿Son los catalanes europeos ciudadanos de la Unión Europea? Pues lo cierto es que sí, porque son españoles. Pero todo el mundo sabe que no existe nada llamado "nacionalidad europea", no hay un DNI europeo que no sea el DNI español, o la ID card que corresponda. Por lo tanto cuando dicen que Europa no puede echar a cuatro millones de europeos que viven en Cataluña tiene toda la razón, pero precisamente lo que intenta demostrar el nacionalismo es que ellos si quieren se van, y que además tienen todo el derecho de hacerlo. El sofisma por lo tanto consiste en decir que me están echando cuando lo que intento es irme por mi cuenta.

A este debate le ha salido otro nudo secundario: ¡Los catalanes no perderían la nacionalidad europea porque tienen la española!, lo cual es cierto, como decíamos, pero queda por saber si una Cataluña y España independientes admitirían la doble nacionalidad española y catalana, de lo contrario se podrían encontrar con un país con 2 millones de nacionales y 2 millones de extranjeros, ciudadanos del país del que se acaban de independizar ¿Tiene esto algún sentido? ¡Claro que no! Pero es una muestra inmejorable de los sofismas y las falsas discusiones a las que nos han arrastrado.

Además, hay una tendencia en la propaganda política que no deja de crecer, hasta que parece abarcarlo todo, y es tratar todo lo que se persigue como si fuera algo que ya se ha dado con anterioridad, y además era mejor que lo que tenemos actualmente. Así, se habla de "reunificación" de Europa, de "devolver" la independencia a Cataluña o el País Vasco (que nunca han sido estados independientes), incluso de "devolver" el poder al pueblo, eso sí, sin decir cuando ha sido ese pueblo más poderoso y libre que ahora. Lo cierto, lo que es prácticamente imposible de negar, es que el catalán medio, el cántabro medio, el vasco medio, el gallego medio, el madrileño medio, el andaluz medio, nunca ha sido tan libre e igual como ahora, así que más nos conviene mirar hacia el futuro, hacia más libertad y riqueza y no al pasado, a más feudalismo y caciquismo.

La última falacia, que ha cobrado importancia al final de la campaña es la importancia del PP y en concreto de Rajoy (y de Mas, por otra parte): "Cada vez que habla Rajoy crecen los independentistas", incluso uno ha llegado a decir: "A mí Rajoy me ha hecho independentista", me atrevo a suponer que quien dijo semejante cosa estaba poco menos que deseando sufrir esa transformación.
Rajoy y Más son circunstanciales, y el sostenido movimiento de los nacionalistas hacia el independentismo se ha producido a lo largo de los últimos 30 años, en lo que hemos tenido gobiernos del PP y del PSOE y distintos representantes de cada partido. El dar protagonismo a Rajoy es simplemente un intento de convencer a algunos indecisos de que la patada no se le da tanto a España como a Rajoy o al PP, pero realmente no tiene nada que ver (o muy poco) con la realidad de los hechos, es un eslogan más, una mentira más.

Pone Bertolt Brecht en boca de Cicerón la siguiente frase: "La amenaza del levantamiento podía ser un negocio, pero su realidad es la ruina". Esta frase resume bastante bien la situación en la que ha quedado mucha gente tras las elecciones autonómicas catalanas.
Aquellos que han jugado con la idea de que un independentismo que nunca se realiza es una buena forma de negociar continuamente con el gobierno nacional para obtener ventajas, e incluso quienes querían pasar directamente a Europa y ahora se enfrentan a la necesidad de pactar con un partido antieuropeo para poder gobernar.

En definitiva, a lo largo de toda la democracia, y quizás de todas las democracias, cierta clase media alta política y económica, acomodada en sus sinecuras, ha coqueteado con los radicales, pensando que se tranquilizarían al entrar en el reparto de los sobres correspondientes, pero a veces no es así, hay un primer despertar en el que uno se da cuenta de que al lado tiene un dinosaurio, que ya siempre seguirá allí.

Por otro lado, para no perder la perspectiva y recordar de quien estamos hablando, añadir que cuando surgió la polémica del 3% Gomaespuma hizo uno de sus teatrillos, en el que se contaba como había una manifestación de empresarios catalanes exigiendo que las comisiones de los políticos fueran solo del 3%, porque pagaban muchísimo más.

lunes, 5 de octubre de 2015

Otra nueva campaña electoral

Tras las elecciones autonómicas, que nos han dejado un paisaje muy parecido al anterior, empieza la precampaña extraoficial para las nacionales.

Ciudadanos sube como la espuma, aunque quizás esta comparación sea demasiado ajustada a la realidad como para gustarles, porque la espuma, tal como sube, baja. Tienen que tener cuidado con el papel que ha tomado Albert Rivera en las campañas y el partido, porque cuando se depende de una sola persona bastan un par de frases para echar abajo un partido.

¿Esto ha pasado con Podemos? Pues en cierta manera sí, lo que se llamó "sobreexposición" de Pablo Iglesias, las corruptelas, la antipatía con la que se tratado el asunto de Izquierda Unida y probablemente cierto cansancio respecto a lo que era una presencia desproporcionada en los medios de comunicación, ha convertido a este partido en lo que quizás era previsible: en el sustituto de Izquierda Unida, ni más ni menos. Tiene sin duda cierto potencial de crecimiento, pero si la economía no desfallece parece probable que Podemos se estanque como tercera o cuarta fuerza política, con un poder similar al IU de Anguita, que no está nada mal.

El PP no sale en mala posición: el hecho de que los resultados en Cataluña no hayan sido definitivamente separatistas y que la economía parezca aguantar hacen que vea crecer sus posibilidades de cara a las nacionales. No han gestionado mal el tema de la independencia, desde mi punto de vista, si se considera que ya es el momento de cerrar las negociaciones autonómicas importantes y empezar a pensar en una España que ya se conoce y mira hacia adelante, no siempre en proceso de construcción. Los defectos del PP, los ya conocidos: la antipatía y hasta cierto punto el desprecio a la comunicación, como si sólo hubiera que contar con nosotros cada cuatro años, y la corrupción, por supuesto, que les hace merecedores de pasar a un segundo plano durante unas décadas.

El PSOE no sale mucho mejor parado. Han tenido el acierto, al menos, de renovar su líder, aunque quizás podían haber buscado un candidato (o candidata) con algo más de profundidad, que sea capaz de algo distinto a repetir tópicos vacíos, y que marcara la dirección del partido, que puede ser la de España, para las próximas décadas. También tiene lo suyo de corrupción, y quizás lo más adecuado hubiera sido sustituir PP y PSOE por UPyD y Ciudadanos, o jugar con cuatro partidos nacionales de centro, limitando el poder de los demasiado contaminados PP y PSOE, pero esa opción parece que se queda atrás dada la fuerza del bipartidismo tradicional.

Este es el punto de partida para la nueva campaña, sólo sabremos lo que realmente significa en el punto de llegada.

domingo, 19 de julio de 2015

El Capital en el Siglo XXI - 2013 - Thomas Piketty

Estamos sumergidos en un marasmo de opiniones económicas sin explicación previa, nos pasa un poco como con la Física, que nos enfrentamos a noticias y reportajes sobre los últimos avances de la disciplina, sin que nadie nos explique la base sobre la que se elevan, de manera que acabamos teniendo una falsa sensación de conocimiento; un tipo muy abundante de mitología que consiste en creer ver el mundo con la claridad de un flash, precisamente en aquellos puntos donde ni siquiera nos hemos dado una vuelta con una antorcha.

Y en este pecado caen fácilmente los divulgadores, siempre con el compromiso de elegir entre enseñar y entretener. Los más conocidos, quizás Freakonomics y El Economista Camuflado se alejan tanto de la disciplina que a menudo sus libros son sólo una forma de Sociología basada en la Estadística (algo que ellos mismos llamarían Economía, probablemente, pero que está lejos de la Economía Política de la que hablamos hoy, y de lo que entendemos habitualmente por Economía). Es cierto que también ha habido libros de cierto éxito, como Mil Millones de Mejillones, que han procurado dar una verdadera explicación de lo que es y como funciona la economía, y también, en otro tono, hace muchos años que en Estados Unidos un economista como Galbraith ha intentado la divulgación técnica desde el principio de su carrera como escritor.

Mucho peor es cuando bajamos un escalón desde los libros a las distintas tertulias, columnas, etc. en las que nos presentan las conclusiones de su ciencia, si se puede llamar así, pero conclusiones tan contradictorias y simplificadas que para quien intenta tener una idea general sirven más de niebla para ocultar que de luz para entender (¿Qué ciencia es esta en la que cada científico o divulgador tiene una "opinión" contraria al de al lado?).

Con todos estos antecedentes nos enfrentamos ahora a un libro que se mueve entre la divulgación y en ensayo, y éste es probablemente su peor defecto en cuanto al lector, es demasiado árido para resultar entretenido como divulgación, y no sé si demasiado básico para ser un libro tomado en serio por los técnicos (aunque parece que cierta polémica sí ha despertado). Su propósito se va mostrando más bien político, en cuanto a que todo el fondo de datos y explicaciones en realidad se enfoca a convencer al lector de la importancia ciertos problemas y la propuesta de soluciones.

Hasta cierto punto resulta un alivio su lectura, sobre todo de los últimos capítulos, una vez superada la parte de series históricas de datos, porque nos presenta otra economía posible, algo que en la época del pensamiento único es muy de agradecer. El pensamiento único ha hipertrofiado al listillo que, lo mismo en la barra del bar que en la tertulia pública, se las da de gran conocedor de la disciplina sólo porque sabe repetir las cuatro recetas que nos dan como desayuno, comida y cena los economistas de cabecera.

Este también es un libro de recetas, que conste, baste decir que considera lo más fácil del mundo quitar toda la deuda pública de un plumazo, imponiendo un impuesto sobre el capital, sobre los grandes capitales, sin hacer el hincapié necesario en los medios para ello (transparencia y acuerdo internacional), como si estuvieran al alcance de la mano y fueran sólo una cuestión de voluntad.

Sin embargo incluso aquí se le puede tener simpatía, porque el acabar con esa rendición a la que nos condenan: "No se pueden cobrar muchos impuestos a los más ricos, porque de todas formas se las saben todas y no pagarían", es un objetivo justo que siempre hay que tener en el punto de mira, y es bueno ir dando los pasos que sea posible en esa dirección, en lugar de la contraria, que hoy parece triunfar, y que consiste en hacer de todos los países paraísos fiscales, y "todo resuelto".

Aviso, como decía al principio, que es un libro árido en su desarrollo, pero interesante e instructivo, y a su manera refrescante en el núcleo de su mensaje, que inspira confianza en la posibilidad de un espacio real entre las ideas económicas que funcionan en todo el mundo y las alternativas más diluyentes.

Merece la pena la formación de ideas alternativas de cierta solvencia, no necesariamente para imponerse, pero al menos sí para liberarnos del pequeño espacio ideológico que ha quedado a nuestro alcance y agrandar lo que debería ser un mundo entero de alternativas entre el odioso liberalismo y el triste Podemos (o el odioso Podemos y el triste liberalismo, que ambas calificaciones pueden y deben usarse).

jueves, 4 de junio de 2015

Los silbidos, libertad de expresión y diálogo

Como era previsible, entre otras cosas por la preparación que se había hecho para ello en los medios de comunicación, que convierten hechos como éste en festejos tradicionales, aunque no sea su intención (¿O sí? ¿Dónde está la línea cuando se trata de llenar horas de golosa "información"?), en la final de la Copa del Rey se silbó la llegada de Felipe VI.

Se ha hablado mucho de todo lo que rodea este hecho, yo quiero fijarme, porque me parece muy significativa, en la frase de Xavi, que parece un político hecho y derecho: "Es libertad de expresión, y en lugar de prohibirlo deberían averiguar qué hay detrás".

Esta frase es a su manera maravillosa, porque resume todo el pensamiento flojo que a menudo rodea la política, especialmente el nacionalismo.

Personalmente me parece que es dudoso que se pueda incluir en la libertad de expresión; leo por ahí una definición:

According to the Universal Declaration of Human Rights, freedom of expression is the right of every individual to hold opinions without interference and to seek, receive and impart information and ideas through any media and regardless of frontiers.

No parece según esto que sea libertad de expresión, pero a escondidas, quizás sin ser consciente, Xavi ya no lo considera libertad de expresión, cuando dice que hay que buscar lo que hay detrás, lo que está diciendo que es esos silbidos son parte de un diálogo, una de las partes del cual se expresa con esos silbidos, mientras que la otra (parece que más cerebral) debe buscar su significado y darle respuesta.

Con la amenaza (que también es una forma de expresión) de seguir expresándose de la misma manera mientras el diálogo no les de la razón, supongo.

sábado, 21 de marzo de 2015

3 Bodas de más - 2013 - Javier Ruiz Caldera

Comedia española de bastante éxito en su momento, probablemente por una promoción inteligente basada en dos actores de reparto como son Berto Romero y Paco León, con lo que no quiero decir que no tenga otras virtudes.


Es una comedia romántica, bastante pura en su género, pero al tiempo le da una vuelta de tuerca, manteniendo, eso sí, la necesidad de la protagonista de ser salvada, aunque en este caso al menos es salvada de sí misma, no de la pobreza o la prostitución. Un poco, por comparar, al estilo de French Kiss, porque lo cierto es que Meg Ryan es como los Simpson, lo ha hecho todo en lo suyo.

De todas formas es una comedia española, de manera que sustituye la ñoñez por la crueldad y maltrata a la protagonista sin piedad. Tampoco los personajes buenos tienen que ser ingenuos o estupidos, son gente "normal", pero en situaciones, como nos pasa a todos a veces, que están fuera de su control.

Como se ve por las fotos de este artículo, la historia se apoya bastante (mucho) en la actuación de Inma Cuesta, que lo hace muy bien y lleva buena parte de su peso con gracia y eficacia.

Por lo demás, se les va un poco la pinza en determinados momentos, pero éstos no estropean en general la calidad de la película, que es más que aceptable y divertida, y de eso se trata, claro.

jueves, 19 de marzo de 2015

Zombeavers - 2014 - Jordan Rubin

¡Peliculón!
No, no es cierto, Zombeavers, Los Castores Zombies, no está por encima de la media de películas de terror sobre adolescentes. Creo que intenta de alguna manera convertirse en una peli de culto al estilo de "Tu madre se ha comido a mi perro", y no digo yo que no lo consiga, el tiempo dirá. De momento lo que está claro es que nos enfrentamos a una chorrada de película.

Tiene un punto original, y es que en ningún momento la película busca un tono de comedia, al estilo hasta cierto punto de Kingsman, de la que hablaremos un día de estos, y de Cabin in the woods, es un estilo jocoserio, en el que es lo chocante de los sucesos y no los personajes quienes resultan cómicos por reducción al absurdo.

Han querido hacer una película de terror clásico, o más bien tópica: un grupo de adolescentes se reúne en una cabaña para pasar unos días de vacaciones, cuando empiezan a "pasar cosas". La diferencia más sobresaliente con las películas aludidas es que los zombies son castores, lo cual acerca la película a otras como el archifamoso Chuky.

Otra diferencia es que en lugar de cierta moralina sutil, según la cual el psicópata o monstruo de turno acaba primero con aquellos adolescentes más lascivos, salvando a la heroína más pura, en este caso (spoiler alert) es la chica más desinhibida la que consigue escapar del infierno castoril.

Desde mi punto de vista no resulta ni siquiera muy entretenida, quizás sirva para ver con amigos y acaso unas cuantas cervezas, una tarde que llueva mucho y quizás algún tipo de catástrofe natural haya eliminado cualquier otra posibilidad de ocio.

martes, 17 de marzo de 2015

El gran Gatsby - 2013 - Baz Luhrmann

 Nueva adaptación de la famosa novela de Scott Fitzgerald, en este caso Leonardo Di Caprio hace el papel de Gatsby, que en su día hiciera Robert Redford.

Desde mi punto de vista no le ha quedado muy creíble el personaje, aparte de una puesta en escena elaboradamente pretenciosa, Di Caprio no desprende el magnetismo que nos cuenta la voz del narrador. El actor presenta ahora ese gesto de pretendida profundidad que a veces anula su capacidad de expresar.

Por otra parte, y entiendo que esto puede ser una cuestión personal, no me parece que tenga físico para los papeles que a veces acepta. El mejor ejemplo es "Gangs of New York", pero también me vale este Gatsby.

Tradicionalmente se dice que esta novela analiza la sociedad de clases de los años veinte estadounidenses. Sin duda es un aspecto importante también en la adaptación; parece que hay cuatro clases sociales: los pobres, la clase media, los nuevos ricos y los ricos de toda la vida. Los ricos de toda la vida tienen a sus pies el resto de la sociedad al completo, y utilizan a cada cual según mejor les parece, para su conveniencia y, más que nada, su diversión.

Frente a ellos, los pobres son simples herramientas; la clase media un espectador ilustrado, un puente, siempre que tenga claro cual es su lugar; los nuevos ricos son una nueva forma de poder, que someten a quienes tienen por debajo, pero difícilmente serán aceptados en la verdadera "buena sociedad", como mucho les dejarán creer que se integran durante un tiempo, si no se vienen muy arriba.

Prácticamente no se salva nadie en la película, quizás sólo el narrador, la clase media ilustrada de la que hablaba ante. Los demás están tan concentrados en seguir su juego que no les da tiempo a sentarse cinco minutos a pensar en lo que están haciendo (quizás es esto lo que buscan: no tener tiempo para pensar).

Finalmente todo vuelve a su cauce, demostrando una vez más que a veces se da un gran rodeo para llegar al principio.


domingo, 15 de marzo de 2015

El Lector - 2008 - Stephen Daldry


Creo que la historia trata principalmente de la cobardía, o al menos yo lo he entendido así. La cobardía no aparece en todos los momentos ni en todas las facetas de la vida, pero podemos ser cobardes en las decisiones cruciales, o frente a algún miedo concreto.

Así, la misma persona que puede ser valiente par hacer daño y para hacer bien, pero muy cobarde si se enfrenta a la opinión de los demás, si se trata de parecer más tonto o inferior en algún sentido. Otra persona puede ser valiente para salvar su amor en la distancia, pero no a atreverse a mirarle a los ojos.

Todo esto y más se cuenta en una historia melancólica, nostálgica de la nada. Los protagonistas se buscan y se encuentran, pero no son capaces de sacar lo mejor el uno del otro, se enseñan, se entretienen, probablemente se querrían si no tuvieran la cabeza puesta siempre en otra cosa.

Sin duda cada uno de ellos acaba siendo la persona más importante en la vida del otro, pero el precio será dejar un gran vacío en ambas.

sábado, 14 de marzo de 2015

El Médico - 2013 - Philipp Stölzl

Película alemana que lleva a la pantalla la famosa novela de Noah Gordon. Resulta curioso que se haya tardado tanto en hacer esta adaptación, dado el éxito del libro y la posibilidad de filmar paisajes exóticos, batallas, etc. También llama la atención que no sea una superproducción americana, sino alemana ¿Por qué algo tan tópico como lo contado en "El reino de los cielos" en lugar de "El Médico"?

Pues no les ha quedado mal la peli a los alemanes.

Mantiene la historia original de la película, o más bien el esquema, porque se dejan bastante cosas por el camino, claro, y también simplifican "cosillas", como la historia romántica, que se sustituye por otra mucho más tópica y banal, dejando a la protagonista un poco de florero. Esta protagonista femenina fuerte se echa de menos.

También se echa en falta el desarrollo de las polémicas en la escuela de Avicena, que desde mi punto de vista es la parte más interesante y mejor contada de la novela.

Pero hay que reconocer que siempre es difícil adaptar una novela al cine, y la película les que ha quedado bien. Se deja llevar un poco por los tópicos, de manera que los cristianos son lo peor, todos unos inquisidores, mientras que judíos y musulmanes son gente muy abierta a todo tipo de ideas, más o menos.

En resumen: nos enseña bonitos paisajes y recrea una edad media razonablemente creíble, con su dolor y continua necesidad, sin grandes héroes, más bien con pequeñas y grandes tragedias que se escapan de nuestras fuerzas.

No pasará, seguramente, a la posteridad, ni se convertirá en un clásico, pero está correctamente realizada y resulta entretenida.

sábado, 21 de febrero de 2015

Monedero da a Luz un Ratón

El enorme tirón de Podemos hace que todo lo que se refiere al partido tome una dimensión espectacular, literalmente, cada cosa que hacen se convierte en un espectáculo.

Ayer había convocada una rueda de prensa a las 13:30h en la cual Monedero iba a dar explicaciones sobre el famoso informe y los cuatrocientos mil euros, con una masiva afluencia de prensa, por lo que dicen.

Los negocios de Monedero, o de podemos, dado que el dinero parece que acababa en su tele, resultan imposibles de explicar cabalmente, pero daba un poco de miedo que Monedero sacara al menos la suficiente documentación como para construir una buena coartada de cara a su gente y algunos tibios. Pero no fue así.

Cuando los miembros de Podemos participaban en sabotajes a políticos (véase el vídeo en Internet sobre la conferencia frustrada a Rosa Díez), no iba la polic

ía a desalojarles para que pudiera seguir su curso, pero en este caso sí, cuando un pequeño símbolo del 15M fue a "cantarles las cuarenta", Podemos tiene que ver como es la Policía Nacional (según las noticias), quien hace callar al "antisistema".

¿Y de contenido? Nada, o muy poco, Monedero saca una factura por los importes indicados ¡Pues muy bien! Pero el grueso de sus tejemanejes sigue en la oscuridad, porque tiene clausulas de confidencialidad, parece que el informe está con los billetes en Suiza, y no puede salir a la luz. Por lo visto es un informe muy "voluminoso", vaya broma, y por eso fue tan caro, y es que si a Venezuela le va mal es por comprar informes al peso. Por cierto, ayer Monedero hizo una espectacular imitación de Joaquín Reyes, parece que persona y personaje se han solapado.

Pero hay otra vertiente en esta rueda de prensa, desde mi punto de vista la principal, y es el paso de Monedero a un segundo plano "honroso", parece que se retira sin retirarse, o sea, que se esconderá hasta que pase la tormenta, o hasta que Podemos toque poder, y entonces le consigan un carguito.

Por mi parte espero que esto sirva para que pierdan votos y se desinflen como se han inflado, todos hemos conocido trepas a lo largo de nuestra vida ¿Y no se les parece demasiado esta primera fila de Podemos?

Es cierto que en España hace falta regeneración, como siempre, pero pongámonos en otras manos. El empuje de Podemos podría ser reabsorbido por Ciudadanos, para que nos enseñe a pescar, o por UPyD, que baja en las encuestas porque lo que hoy se lleva es líder, luego líder y más líder, y Rosa Díez no tiene tanto empuje.

domingo, 15 de febrero de 2015

Birdman - 2014 - Alejandro González Iñárritu

Nos presentan esta película con un halo de clásico instantáneo incorporado, candidata a los Globos de Oro y favorita para los Oscar, todo a la vez.

 Lo cierto es que no está mal. Puede encuadrarse dentro de este género de siluetas poco nítidas que forman las películas que tratan de películas, o de teatro, y que a menudo dan buenos resultados.

En este caso un viejo actor, una gran estrella que triunfó años atrás representando el papel de un superhéroe, Birdman, en el cine más comercial, intenta redimirse montando y protagonizando una obra de teatro "clásica".

Parece que el eje de la película está en parte en las opiniones que los personajes van dando sobre el mundo del espectáculo y unos sobre otros y sus respectivos papeles dentro de la profesión. Nada muy original, pero expresado con convicción y talento por los actores y actrices protagonistas.

Al salir del cine notaba cierto resabor agridulce en la punta de los ojos y no tenía muy claro el motivo, y ha sido leyendo otras críticas donde he encontrado la clave: la película está partida en dos. La presentación de los personajes y de la historia tiene fuerza, con un tono de realismo mágico que lo hace muy agradable, pero según se van desarrollando llega un punto en el que quizás se tiene poco claro si se quiere salvar o condenar al protagonista, y de paso a quienes le acompañan, o quizás ni una cosa ni otra.

El gran hallazgo es, probablemente, la elección de Michael Keaton, que lleva sobre sus hombros la mayor parte de la tensión. Hay que tener presente que la cumbre de su carrera fue protagonizar dos entregas de Batman, las de Tim Burton, que le llevaron inmediatamente a la fama, marcando el máximo de su carrera en cuanto a fama. Hizo alguna película comercial más y poco menos que desapareció. Ahora lo encontramos a la puerta de la ancianidad, bien cuidado físicamente y capaz de sacar adelante un papel bastante complicado.

El resto del reparto también funciona bastante bien, aunque me hubiera gustado verlos un poco menos intensos.

En resumen: ni tanto ni tan calvo. La película merece la pena, funciona como historia y como crítica a cierta pedantería, sin llegar a ser del todo redonda, dejando por el camino carencias de importancia.

martes, 27 de enero de 2015

Breve Historia del Tiempo - 1988 - Stephen Hawking

Conocidísimo libro de divulgación escrito por Stephen Hawking, y quizás el único del autor con una verdadera influencia social. Es un gran libro de divulgación, y estuvo más de cuatro años dentro de las listas de libros más vendidos en Gran Bretaña.
 

Como ejemplo de su trascendencia para la propia carrera del científico como escritor, entre los cuatro libros de divulgación que figuran en mi volumen como "Also by Stephen Hawking", dos de ellos son The illustrated Brief History of time y A briefer History of time. Añado por mi cuenta que un tercer libro de los cuatro: El universo en una cáscara de nuez, tiene mucho de la Breve historia del tiempo.

El libro nos presenta las dos teorías fundamentales de la física moderna: la relatividad y la física cuántica, y el desarrollo que tuvieron a lo largo del siglo XX, son implicaciones, y la explicación que nos proporcionan sobre el universo. La relatividad nos ayuda a "entender" el mundo macroscópico, mientras que la segunda explica el microscópico. Escribo "entender" entre comillas, porque tanto la relatividad general como la física cuántica representan el momento, a principios del siglo pasado, en el que la física dejó de ser intuitiva y comprensible en el mismo sentido en que lo es la mecánica clásica.

Einstein viene a decir que un español y un australiano se aceleran en dirección contraria uno del otro, entonces ¿Por qué no se alejan? Simplemente porque el espacio tiempo es curvo. Como se ve, ahí se acabaron las esperanzas de comprender completamente la relatividad.

El libro no contiene nada de matemáticas, creo que la única fórmula que incluye es la famosa E=mc2, quizás sea demasiado poco, pero probablemente hubieran bastado unas pocas matemáticas para asustar a muchos lectores. Incluso así en el prólogo a El universo en una cáscara de nuez, nos dice Hawing que algunos lectores se asustaron en los primeros capítulos de Breve historia del tiempo y no siguieron adelante con la lectura. Por lo tanto el libro se compone de narraciones, sin números ni fórmulas.

Así nos encontramos con la expansión del universo, el principio de incertidumbre, los viajes en el tiempo y el intento de los físicos por conseguir una teoría del todo, contado de una forma accesible, si bien sabemos que bajo todo ello hay unas matemáticas inalcanzables para la gran mayoría (yo incluido, claro).

Resulta un libro muy útil para ponerse al día en estas teorías a las que rara vez accedemos, pese a haber sido escrito en 1988, se supone que una antigualla en términos de investigación.

Está escrito de forma clara y yo diría que amena, teniendo en cuenta que los asuntos tratados pueden resultar áridos, aunque es necesario cogerlo con cierto respeto y dedicarle algo de tiempo para disfrutarlo y aprovecharlo completamente.

No soy muy amigo de considerar que hay libros imprescindibles, pero este se acerca más que la mayoría.


lunes, 26 de enero de 2015

Apocalípticos e Integrados - 1964 - Umberto Eco

La obra de no-ficción más conocida de Umberto Eco, en la cual nos presenta una colección de ensayos con los que pretende explicar la cultura de nuestro tiempo, bajo el sistema generado a partir del concepto "cultura de masas".

Frente a la aparición o al menos crecimiento en importancia de esta cultura de masas, caben al menos dos posturas por parte del público: los apocalípticos creen que se está produciendo una banalización de los hechos culturales, una degradación, un alejamiento respecto a los productos de la alta cultura en favor de porquerías pseudoculturales de consumo masivo, mientras que los integrados disfrutan acríticamente de dicho consumo.

La postura de Umberto Eco parece más bien la de disfrutar, o al menos una postura intermedia, disfrutar críticamente. Nos habla desde una élite capaz de analizar todo el "abanico cultural" puesto a disposición del público actual (ya no tan actual, dado que la comunicación ha cambiado mucho desde 1964).

ALTO, BAJO, MEDIO
El libro se divide en 3 grupos de ensayos, la primera de la cual se titula "Alto, medio, bajo" y se propone como análisis general del problema de la jerarquía cultural. Desde el punto de vista técnico que representa, lo primero que hace es una clasificación entre la alta cultura, la media y la de masas, incluidas las relaciones entre estas esferas. En un primer momento parecen distinguirse los tipos desde una postura cercana a una visión esencialista de la producción cultural, pero en el desarrollo de la obra se van confundiendo mediante definiciones y descripciones dudosas y subjetivas.
Hay un párrafo que describe muy bien esta situación:
¿Qué es un periódico sino un producto, formado por un número determinado de páginas, obligado a salir una vez al día, y en el que las cosas dichas no serán determinadas tan sólo por las cosas a decir (según una necesidad absolutamente interior), sino también por el hecho de que una vez al día se deberá decir lo suficiente para llenar tantas páginas.

En general, cincuenta años después de ser escrito, esta parece una opinión aceptada por todos, si es que alguna vez fue polémica. Pero la clave de su punto de vista sobre la cultura nos la da Eco entre paréntesis: (según una necesidad absolutamente interior).

La cultura de masas empobrece, iguala y, lo peor de todo, es conservadora, porque su "deber" de llegar a todo el mundo, la obliga a ser "aceptable" para una buena cantidad de personas, en realidad una mayoría sociológica (esto lo digo yo, no él), así que hay una encrucijada, para que una crítica a la cultura de masas tenga éxito de público, a de ser o poder convertirse en cultura de masas.

Desde mi punto de vista, esto es como una ley natural. Por ello todo lo que tiene mucho éxito y se nos vende como rompedor de tabúes es falso, porque lo que es, sencillamente, es una demostración de que los tabúes ya están rotos, y no puede ser otra cosa.

Resumiendo: mi ejemplar de Apocalípticos e Integrados comprado en Amazon no deja de ser cultura de masas, de mejor o peor calidad que Los Vengadores o Crepúsculo, este juicio, simplemente, se da en otro plano.

A partir de este primer ensayo, más general, siguen otros dos más concretos, el segundo se titula "Estructura del mal gusto", en él se describe la cultura Kitsch como una imitación de la cultura verdadera, en un ensayo en el que se pierde entre la obra de arte verdadera y original que proporciona una auténtica experiencia estética, y su caricatura, que pretende pasar por arte, siendo sólo un esfuerzo por pulsar nuestros resortes emotivos.
Es difícil juzgar a Eco en este punto, porque sería necesario ser tan capaz como él de "experiencias superiores" al disfrutar de la obra de arte.

Llama la atención que la obra de arte, cuando se integra en la cultura de masas, pierde hasta cierto punto sus propiedades. Yo pensaba en el Gernika, como ejemplo, y por lo visto el mismo cuadro es distinto cuando lo mira el espectador cualificado y cuando lo miran otros menos capaces.

El tercer ensayo de la primera parte empieza con la lectura de una página de Steve Canyon, en cuyo análisis se comprueba perfectamente el jugo que un crítico adiestrado puede sacar de una obra en principio menor. A partir de ahí describe la relación de los comics con otras formas de cultura, fundamentalmente el cine, para acabar concluyendo que son básicamente conservadoras: el objetivo final es la salvaguarda del sistema mediante la reforma. Dan ganas de añadir: ¡Menos mal! ya que la reforma parece ser una buena manera de salvaguardar el sistema.

Con esta primera parte se supera la mitad del volumen, que todavía incluye otros siete ensayos, en dos partes: Los personajes y Los sonidos y las imágenes.

LOS PERSONAJES
Los personajes tienen que ser tipos humanos, pero para conseguir un tipo lo mejor es conseguir una persona individual lo más formada posible, lo más completa posible. Además, y aquí puede estar cierta clave de las novelas de Eco, también debe vivir los hechos fundamentales de su época, quizás por eso sus personajes parecen siempre claves en encrucijadas históricas, como agentes o al menos como testigos.

Curiosamente nos da para d´Artagnan la misma explicación que en Big Bang Theory dan para Indiana Jones: la relación, dentro del cuerpo de la obra, entre el personaje d´Artagnan y sus vicisitudes no es en realidad necesaria ni orgánica: d´Artagnan es un pretexto en torno al cual se producen hechos.

Del personaje genérico pasamos a El mito de Supermán. Una clave en el funcionamiento del superhéroe es la repetición. Las historias con las que nos bombardean a todas horas son prácticamente la misma, el mismo esquema con leves repeticiones. Si esto era cierto en 1964, hoy día da hasta miedo como los personajes son todos iguales en el cine comercial, sustituyendo poco más que los nombres y el vestuario.

Un factor clave en Supermán (como en Los Simpson y muchas otras series, añado yo) es el hecho de que el tiempo no pasa por ellos, al final de un episodio todo debe estar restituido al estado anterior, o, al menos, al principio de un episodio deben olvidarse la mayor parte de los cambios que se hayan producido anteriormente, de lo contrario los personajes envejecerían.

Mientras el ensayo nos explica Superman, nos da la definición, más que conveniente, de hombre heterodirigido: un hombre que vive en una sociedad de alto nivel tecnológico y dentro de una especial estructura social y económica, al cual se sugiere constantemente aquello que debe desear y como obtenerlo, según determinados procedimientos prefabricados que le eximen de tener que proyectar arriesgada y responsablemente.

Después de Supermán pasa a Charlie Brown, más conocido como el dueño de Snoopy, en cuyos personajes advierte gran profundidad.

LOS SONIDOS Y LAS IMÁGENES
Pasa por último a hablar de las canciones y la televisión. La música sigue un proceso de repetición parecido al de la narrativa, donde  ...la novedad es introducida con tino, a dosis, con el fin de despertar el interés del comprador, sin contrariar su pereza. Normalmente en el libro se usa un palabro horrible: fruidor, para quien disfruta la obra de arte, pero adviértase que aquí por contra se usa comprador.

Respecto a la televisión, parece que hoy día este ensayo hubiera sido el núcleo del libro, ampliándolo y desarrollándolo, dada la importancia que el medio ha asumido en las últimas décadas. La televisión es el gran rasero cultural, en el cual todos nos igualamos. Pero para el autor, ni la mayoría social ni siquiera el ciudadano promedio son el patrón con el que se nivela el producto televisivo, son los intereses de las empresas anunciadoras, según los cuales se educa al público.

Es pues, la televisión, sobre todo un peligro a tener en cuenta: Incluso si se admite que en este terrible y potente medio de masas se encierran y reúnen la varias posibilidades de difusión para el futuro próximo, es preciso no olvidar la naturaleza emocional, intuitiva, irreflexiva, de la comunicación por la imagen.

El último ensayo del libro, Los nihilistas flamantes, se dedica a los apocalípticos profesionales, aquellos que viven de decir que esto no puede ser, ya no negando la realidad, sino tomando un punto de vista de esto no debió haber sucedido.

Como conclusión ¿Apocalíptico o Integrado? Este libro no es para clasificar al público en general, ni al lector en particular.

Si se puede resumir un mensaje para todos los ensayos, creo que sería el esfuerzo para aceptar la realidad, manteniendo a la vez la capacidad para ejercer la crítica sobre lo que vemos.

Si hay algo peor que ser un integrado en nuestra cultura de masas es ser un apocalíptico; pero, si hay algo peor que ser  un apocalíptico, es integrarse en nuestra cultura de masas.






viernes, 16 de enero de 2015

Éramos pocos y parió el Papa Francisco

Veo publicado que ahora va el Papa y dice que la libertad de expresión tiene sus límites, y que no se pueden ofender las creencias. Desde mi punto de vista dos simplezas, al menos si las ha dicho así como se cuenta.

La primera simpleza está clara: la libertad de expresión ya tiene límites en los países occidentales, no sólo en temas de terrorismo (en Alemania tengo entendido que hace tiempo está prohibido exhibir símbolos nazis, y en España no hace tanto se convirtió en delito la apología), también existe la inducción al delito y más claramente, en temas, digamos, más privados, si uno se mete con la madre del Papa, como él mismo dice, no sólo recibirá su senil puñetazo, sino que se arriesga a enfrentarse a una acusación por injurias, que es un delito de opinión de arraigada tradición.
Por lo tanto, respecto a este primer asunto, dado que la libertad de expresión YA tiene límites, el Papa no quiere decir: "debe de haber límites a la libertad de expresión", sino que deben ser los límites que él y otros líderes político-religiosos (dado el contexto, supongo que los del Estado Islámico) decidan.

La segunda parte es aún más chocante, dice que "no se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás", ¿Acaso se puede insultar la fe? ¿Se puede insultar el hambre? ¿Se puede insultar la tristeza? De ninguna manera, se insultan las personas, y si acaso las instituciones, como la Iglesia Católica o el Estado Islámico, pero la fe no se insulta.
Además, ¿Qué opina el Papa de la fe musulmana? Entiendo que el Papa piensa que el cristianismo es la fe verdadera ¿No sería entonces, para él, la fe musulmana falsa? ¿Puede el Papa respetar la fe musulmana? ¿En qué consistiría ese respeto si piensa, como cristiano, que Alá es un falso Dios? ¿Debería respetar Sancho la idea de que los molinos son gigantes o respetar a su señor y decirle que son molinos?

Creo que harta un poco tanto debate sobre la libertad de expresión, debemos vencer a los integristas en todos los campos y desde el principio, y a eso contribuyen mucho más unas viñetas blasfemas que cierta repugnante equidistancia.

domingo, 11 de enero de 2015

La Blasfemia y el Mal Gusto

Estos días se habla mucho de blasfemia, y resulta sorprendente lo claro que algunas personas parecen tener este concepto, y quizás lo mal que lo utilizan, al menos desde mi punto de vista. Según el diccionario de la academia es una "palabra injuriosa contra Dios, la Virgen o los santos".

La primera conclusión es que el diccionario debería actualizar el término para generalizar la acepción de blasfemias y así, como poco, incluir otras religiones.

Pero esta definición me sirve perfectamente de apoyo para defender mi argumento, que consiste en definir blasfemia como algo interno a cada religión. Como ejemplo límite, para un ateo nada es blasfemo, porque injuriar a Dios  es tan imposible como injuriar al doctor Spock.

En nuestra sociedad, al menos hasta cierto punto, habíamos conseguido que la blasfemia se quedara dentro de su ámbito, las campañas contra "La última tentación de Cristo" y otras blasfemias semejantes funcionaban ya más como publicidad gratuita y motivo para reportajes de costumbrismo, que como verdadera presión contra los autores. De esta manera los creyentes fueron tomando la sana costumbre de simplemente mirar hacia otro lado, no ser público de ciertas películas, programas o revistas, actuando como hacemos las personas civilizadas ante actos de "mal gusto".

Con esta base creo que se puede sacar una conclusión respecto a las blasfemias y el terrorismo (o cualquier otro castigo).

Como deja claro, sin querer, la definición del diccionario, la blasfemia depende del punto de vista interno de una religión; lo que es blasfemo para una religión no tiene que serlo para otra (¿Habría mayor blasfemia desde el punto de vista judío o musulmán que decir que Cristo es el hijo de Dios, al tiempo que es Dios él mismo y que murió? ¿O mayor blasfemia que el ateísmo, al decir que Alá, Yahvé, o el Dios cristiano no existen, convirtiéndolos así en personajes de ficción, una versión menos seria del "Gran Hermano" de Orwell?).

Parece haber nada más dos conclusiones lógicas: o sólo se puede ser blasfemo siendo creyente, o somos blasfemos para una religión al menos todos los que no formamos parte de la misma. Esta última parece ser la postura de los terroristas, con lo cual el matar a humoristas en lugar de a fontaneros es simplemente un asunto de eficiencia propagandística, no de que unos sean más culpables que otros.

Como corolario de esta idea, tenemos que darnos cuenta de que estamos dejando irracionalmente que sean los terroristas quienes nos dicen lo que es blasfemia y lo que no. Si evitamos ponernos en su lugar, nos daremos cuenta de que donde ellos ven blasfemia sólo hay "mal gusto". Y tendremos que ser nosotros quienes les traigamos a nuestro terreno, que es el de la convivencia, no dejar que ellos nos lleven al suyo, que es el otro.




jueves, 8 de enero de 2015

Di NO a la Edad Media

El atentado de ayer en París nos pone delante otra vez el terrorismo islámico como fuerza en auge en la política mundial.

Digo política porque la diferencia entre el terrorismo y otros tipos de delincuencia es precísamente su intención de presionar políticamente, y no me refiero al sentido débil de la política, que también, no sólo se trata de cambiar los programas de los partidos, sino de cambiar nuestra posición, la de los ciudadanos, como agentes nucleares de la política en democracia, en favor de una determinada postura,  mediante el terror.

En este caso el atentado se ha dirigido contra la prensa, cubriendo de esta manera un objetivo simbólico, y uno práctico, relacionados entre sí. En cuanto al simbolismo está claro: se debe terminar la libertad de expresión, sólo se puede decir lo que ellos permitan. El objetivo práctico es ir a los distribuidores de opinión, que funcionan, aunque sólo hasta cierto punto, como fuente de donde manan los tópicos que todos acabamos manejando y meterles miedo, de manera que cada vez que se escriba (o dibuje) sobre temas relacionados con el islamismo o la religión musulmana, se lo piensen dos veces, maticen, cedan...

Desde mi punto de visa los medios de comunicación han tratado bien este atentado, sobre todo aquellos que han decidido publicar las viñetas consideradas blasfemas. El camino para luchar contra el terrorismo debe pasar, sin duda, por no ceder ni un paso en nuestros derechos y plantarles cara allí donde se presente oportunidad, sin dejar resquicios para que entre el miedo, sin plantearnos siquiera la opción de obececer a quienes nos amenazan.

Hablando de resquicios, ayer se leía en algún comentario y pie de foto, como se "ejecutaba" a uno de los policías asesinados. No se puede caer en los mismos errores que se cometieron en la lucha contra ETA, empezando por estas licencias literarias, metáforas, o como se les quiera llamar, ayer no se ejecutó a nadie en París, se cometieron diversos asesinatos.

Por ser crímenes de finalidad política, los asesinatos terroristas tienen una cualidad especial: nos hacen a todos víctimas, hoy todos somos un poco humoristas, todos un poco polícias...