lunes, 14 de febrero de 2022

Critón o el Deber del Ciudadano

En la Apología de Sócrates, Platón nos contaba el juicio y condena a Sócrates, tras el veredicto el filósofo es encerrado, por haberse realizado el juicio durante la peregrinación anual a Delos. Como el propio Platón explica en el Fedón, desde el momento de la salida del barco del puerto de Atenas hasta su regreso, no se podía ejecutar a ningún reo en la ciudad. Al ser Sócrates juzgado al día siguiente de enviar el barco, y además al no encontrarse la travesía libre de problemas aquel año, pasó bastante tiempo entre el juicio y la ejecución.

Critón, uno de los amigos de Sócrates, llega una noche a su celda, tras sobornar a la guardia, y espera a que Sócrates se despierte, sorprendido de verle dormir tan plácidamente mientras espera la muerte. El plan es convencer al filósofo de que aproveche el apoyo de sus amigos para huir de la celda y de la ciudad. Pese a que Sócrates presume a veces de pobre, pertenece a la clase alta de Atenas (no es un artesano, en realidad no se dedica a nada en concreto), y en todo caso sus amigos tienen medios tanto como para sobornar a los guardianes (Critón llega a decir que ni siquiera les saldrá caro, dado que son muy pobres), como para asegurarse de que sus contactos en otras polis se ocupen de que Sócrates viva con tranquilidad económica el resto de sus días. El discípulo no sólo quiere liberar a su amigo, también le da vergüenza que la gente piense que si se llega a la ejecución, sea porque él y sus compañeros han renunciado a liberarle por cobardía. Si Sócrates no quiere comprometerles no debe preocuparse, ya han hablado con otros para hacerlo todo mediante personas interpuestas, si fuera necesario.

Pero Sócrates le dice que lo más importante no es simplemente vivir, sino vivir bien, y que no está en manos del filósofo el decidir en qué momento se puede actuar injustamente, sino que debe procurar actuar siempre de acuerdo a la justicia.

Tras esta argumentación, el filósofo crea un personaje: la Ley, imagina que se cruza con ella cuando intenta fugarse, y le acusa de traidor y desagradecido. ¿Qué derecho tiene Sócrates a saltarse la ley? Si fue la ley ateniense quien le hizo hijo legítimo de sus padres, quien también le ha alimentado y le ha dado una educación, quien ha hecho por él, como por el resto de ciudadanos "todo lo que ha podido". Además, le podría recordar la Ley, hasta su condena Sócrates era especialmente amigo de la ciudad; al contrario que los demás, no se iba de viaje por curiosidad de conocer otras polis, sólo una vez fue a Corinto a presenciar los juegos (los juegos ístmicos, se entiende), y para hacer la guerra cuando la ciudad se lo pidió. De manera que, argumenta la Ley, es mucho morro el disfrutar de la ciudad toda la vida, y sin embargo huir, rompiendo la Ley, cuando es condenado. Si las leyes no le gustaban, ¿por qué no se fue a vivir a Lacedemonia o Creta, ciudades que él mismo considera muy bien gobernadas?

Todavía la Ley tiene otro argumento: ¿Qué va a hacer Sócrates si huye? Si se traslada a una ciudad con buenas leyes, como Megara o Tebas, no será respetado, podrá vivir, pero no podrá tratar con las mejores personas de la ciudad, que le considerarán un prófugo. Si por el contrario se va a Tesalia, donde no impera la ley, podrá divertirles con la historia de su fuga, pero en cuanto intente enseñar sobre la justicia, le echarán en cara su huida.

Por último, algo importante para Sócrates, siempre preocupado por la salvación de su "alma": si él rompe con las leyes atenienses, las leyes del infierno se volverán contra él, por haber tratado tan mal a sus hermanas, las leyes de Atenas.

Sería interesante preguntarnos en qué tipo de "polis" vivimos nosotros. ¿Tenemos leyes envidiables como Creta o Lacedemonia? ¿Al menos España es un buen lugar, donde las leyes son respetadas, como Megara o Tebas? O es más bien una Tesalia, donde no impera la ley... ¿Respuestas?

No hay comentarios: