El género de terror romántico adolescente ha llegado a límites absurdos con malas películas de gran éxito, pero por el camino también se ha dejado obras como esta, peores todavía y que ni siquiera han alcanzado la popularidad que parece ser su único planteamiento inicial, quiero decir que son películas claramente comerciales, pero que tampoco comercialmente han resultado especialmente bien.
Se trata de una especie de Buffy, una shadowhunter, quien, sin saberlo ella, proviene de una larga estirpe de caballeros Jedi, según va creciendo la niña se le va notando que no es muy normal, porque va dibujando un símbolo en plan macho cabrío por todas partes, y hace copias como si fuera un best seller.
Su madre y su padre, que están al cabo de la calle del asunto, se lo han estado ocultando todo el tiempo, pero llega un momento en que no puede ocultarse más, porque empieza a ver seres invisibles, y estos también se da cuenta de que ella anda por ahí.
Pues eso, carne joven, aunque desde mi punto de vista tampoco especialmente atractiva. La protagonista es Lily Collins, que parece estar de moda, y que a mí me suena principalmente por la película de Blancanieves Mirror Mirror, en la que no está mal, pero en esta película los actores no importan mucho, porque no hay por dónde cogerla. Está basada completamente en la presentación de unos personajes atractivos, cuya biografía y caracter hay que dar por hecho partiendo de su aspecto, y en efectos especiales correctos, pero que ya no sorprenden a nadie.
Merece la pena verla en una tarde de domingo con mucho sueño, para quedarse dormido y no acordarse de ella nunca más.
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