Libro de máxima actualidad, en el que Albert Boadella cuenta el crecimiento y estado actual del independentismo en Cataluña, desde el punto de vista de un observador implicado.
Lo primero que me sugiere el libro es que la portada y título tienen un punto de engaño, seguramente por cuestiones de mercado: parecen sugerir que se trata de una obra de humor, un libro desde Tabarnia, un nuevo capítulo de la farsa, sugiriendo que el presidente en el exilio nos explicará su constitución, o vaya usted a saber.
Pero ésto no es cierto, el libro está escrito en dos partes, y ninguna de ellas es un desarrollo del nuevo país. La primera es una breve biografía del autor, en constante referencia al nacionalismo. La segunda es una descripción del estado actual de la cuestión, a la que se añaden dos capítulos, uno dedicado a Tabarnia y otro al futuro.
Se habla bastante poco de Tabarnia, y cuando se hace es, sobre todo, para tomar precauciones, más que para explicar, casi para pedir disculpas. Boadella no parece tener miedo de ofender a los nacionalistas (más bien parece desearlo), pero sí demuestra temer a que la imitación le salga demasiado bien, a que deje de ser parodia y pase a ser proyecto, a crear un vedadero independentismo de Tabarnia (¿tabarnismo?), y eso se nota demasiado, se vuelve demasiado puritano y por este camino pierde un poco de la perversión de la que presume.
Está escrito en base a unas entrevistas, y eso también se nota mucho: el lenguaje es ligero, sin ningún afán, digamos, literario, hasta el punto de que a veces parece un tanto apresurado, pero también lo hace muy ágil, como si el autor lo contara tomándose un café con el lector, de tertulia.
Una virtud añadida, que procede de esta agilidad, es que parece poco editado, poco maquillado. Se podrían borrar frases y comentarios, quizás añadir otros, para embellecer al protagonista, incluso para dar coherencia y construir un mensaje más compacto, pero no se ha hecho, parecen haberse dejado las entrevistas en crudo, de manera que Boadella queda expuesto, valientemente, con sus debilidades y fortalezas.
Por último, para evitar confusiones, hay que aclarar que las opiniones se dan como una narración, no es un libro repleto de argumentos, no es la mitad unionista del debate sobre el nacionalismo, es más bien la descripción de un paisaje político y social; no intenta tanto deshacer la base teórica del nacionalismo como mostrar el daño que contiene intrinsicamente y el daño que hace a Cataluña el nacionalismo en marcha.
No hace concesiones: nosotros contra ellos. Hay que vencer esta batalla, porque se trata de ellos o nosotros, y ellos son muy peligrosos para todos.
La gran pega del libro, en mi opinión, es la continua metáfora biológica del nacionalismo como enfermedad. Estas metáforas suelen tener mucha fuerza, pero también ser peligrosas, profundamente violentas.
Sin embargo la visión general del libro, la necesidad de presentar batalla continua y en todos los frentes al nacionalismo, más aún cuando se ha desarrollado criminalmente, cuando como ahora es estafador y golpista, es una idea que nos conviene tener presente siempre en esta nuestra España doliente.