Tras 14 años vuelve al cine el personaje de Sacha Baron Cohen, con una película al estilo de la original, aunque bastante peor.
Lo primero, el título en español, que es una traducción poco afortunada (en este caso no es una adaptación), el original: Borat Subsequent Moviefilm, refleja el mal inglés del personaje, mientras que en español simplemente queda raro.
En cuanto al contenido, se podría dividir en 3 partes: la pura ficción de Borat y su hija, la mezcla de realidad y ficción de sus "trampas", y, digamos, el "asunto Giuliani". Sobre la parte de ficción, a mí el personaje me hace gracia, creo que es lo único que al actor se le da bien (personalmente me parece pésimo cuando se sale del personaje al hacer Los Miserables o La Invención de Hugo). Entre él y su hija hacen una comedia absurda que para mí funciona, siempre teniendo en cuenta que no es una película "de verdad",posiblemente si le aplicáramos al guión o a los actores el mismo rasero que a otra comedia más convencional nos parecerían aficionados grabando un vídeo casero.
La segunda parte, la de las "trampas", me ha dejado la impresión de que Estados Unidos es el país más
civilizado del mundo. Por un lado están las partes claramente guionizadas, que son las de "los buenos", y por otra las verdaderas trampas (o eso creo, la clave de la película es que en algunas ocasiones cabe la duda). El caso es que cuando va Borat a molestar a gente que está a sus cosas, organizando un baile o una convención, es replicado con una calma y una corrección que parece casi imposible. Borat y su hija sabotean distintos actos, y no reciben a cambio ni siquiera una reconvención, son tratados con un respeto digno de admiración. Mi conclusión es que en esta segunda parte de la película, Baron Cohen intenta ridiculizar a quienes no lo merecen en absoluto, y queda en ridículo él, armado de una autoridad moral digna de un Torquemada. Cree que critica y sólo insulta.Por fin llegamos al núcleo de la película, que es el "asunto Giuliani". Aquí no queda sino reconocer que tiene un gran mérito. Consiguen una entrevista con el exalcalde de Nueva York y abogado de Trump, durante la cual la hija de Borat liga con el entrevistado y le lleva a una surrealista situación en una habitación contigua. ¿Surrealista? Para el espectador, porque para el involuntario protagonista parece de lo más normal. Está claro que es una trampa preparada con dureza por la película, y que no hay acoso sexual ni nada parecido, ni tiene nada que ver con las ideas políticas de la "víctima", para mí el valor de estas escenas es el contarnos cómo es el poder, como hay una serie de personas que piensan que el mundo está a sus pies, porque, generalmente, mucho más de lo que pensamos, el mundo se pone a sus pies.
Para mí esta descarnada conclusión es toda la película. Nos hacen un truco cuando nos cuentan que la escena de Giuliani es la conclusión a una hora y media e historia, pero no es cierto, claro, es al revés, esta escena es lo único que cuenta, y el punto de partida, el resto es algo que se han inventado para alimentar la curiosidad del espectador, para convertir la película en algo partidista y para dar un contexto a los personajes (recordemos, un contexto falso para unos personajes que interactúan con una persona real.
¿Merece la pena verla? Pues depende de la simpatía que uno sienta por Borat, personalmente creo que es radical y estúpida en sus planteamientos, no por lo que tiene de política, sino por la traslación que hace a la vida común de las personas, las críticas son superficiales y de trazo gordo ¿Cómo van a ser sino? Pero lo que personalmente me parece desagradable es que las intente conducir a través de personas que no tienen nada de malo, a las que se pretende molestar, e incluso insultar, sin otro motivo que ser del partido que Baron Cohen no le gusta. Sin embargo esos minutos de entrevista (en la que Giuliani hace el papel de Fernando Simón, con Trump en lugar de Sánchez), sí creo que merece la pena verlos, así como la escena de la habitación. Es el otro mundo real que transcurre al lado del nuestro, o sobre el nuestro, es la "élite" en estado puro.
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