Encuentro una extraña mezcla de fidelidad al espíritu de la historia y al tiempo gran novedad en su desarrollo, en esta película de Benicio del Toro.
No creo que se le deba especial respeto a estas alturas a un personaje que ha escapado numerosas veces y en los registros más variados del libro en el que fue creado, así que por ese lado no merece la pena hacer mucha crítica. Antes de enfadarse con del Toro habría que enfadarse con Abbot y Costello, y con tantos otros que han hecho su propia versión.
Supongo que no por casualidad la estética del momento de dar vida al nuevo ser es religiosa/sadomaso, porque, en efecto, Victor está dando vida al Cristo, en su versión de "hijo del hombre", quien en su momento dará verdadera vida a Victor. El monstruo es fuente de agua viva, se revela como Dios a una virgen maría masculina y culpable, que es el doctor.
Con la bonita estética dieciochesca de la película, los actores, que mejor o peor en sus actuaciones, sin duda son carismáticos, con el mensaje soteriológico que rodea toda la película, es difícil mantener la mente encendida y entender lo que está pasando, pero finalmente todo tiene sentido, es el caos ordenado de esta religión. Una pena no verla en el cine, porque podíamos haber hecho una misa con la comunidad pidiendo el bautizo monstruoso entre lágrimas y aplausos.


No hay comentarios:
Publicar un comentario