Película de Netflix, en la que nos cuentan la vida de un perpetuo adolescente de barriada americana, hijo de un asesino, y asesino él mismo, que trata de hacer las paces con su presente, mediante la infantil reconstrucción de su pasado.
Durante dicha reconstrucción se ve a sí mismo como protagonista de una tragedia, en la que el Destino le
empuja en dirección a la violencia, justificando así sus terribles decisiones. Me recuerda en la estructura a Slumdog Millionaire, sólo que los flash backs en lugar de dar respuestas a preguntas de un concurso, dan coartadas (algunas razonables, otras ridículas) a la falta de carácter del protagonista, que funciona como una víctima de las circunstancias, cuando en realidad es un verdugo de quienes le rodean, especialmente las mujeres de su vida: su madre y su pareja.En definitiva, una glorificación de la falta de responsabilidad, y del infantilismo. Cuando, aparentemente, el protagonista madura, esto se considera como el culmen del mérito humano.
Los actores salvan la película, porque todos cumplen muy bien, y así el entorno del protagonista cobra una realidad que el guión de otra manera no permitiría. En especial el mejor amigo y la pareja son los soportes de una apariencia de realidad en la película, en la que todo lo demás tiende a la incoherencia fantasmal: lo mismo podía haberse despertado el protagonista al final de la peli, para descubrirnos que todo era un sueño.
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