lunes, 25 de mayo de 2020

King Lear - 2018 - Richard Eyre

Se trata de una producción de la BBC y Amazon, con actores habituados a Shakesperare, y a la vez conocidos por todos, y un director que también tiene experiencia en el autor. Se ha ambientado en la época actual, algo que no siempre funciona (vease el último Cimbelino), pero en este caso a mí me ha ayudado a entrar en la historia.
Al mismo tiempo, los palacios y mansiones ofrecen una imagen anticuada, que da un muy adecuado contrapunto, en la mayor parte de escenas de interior, a los modernos decorados militares y chabolistas, de manera que se hace creíble la ambientación actual, pero con un agradable regusto de época.

Como decía, los actores están muy bien seleccionados; encabezados por Anthony Hopkings, que entra y sale de Shakespeare con comodidad, y lo mismo hace de Titus que de Odín, y que crea un Lear muy a su estilo: con fuerza, con mucha pasión y muchos gritos, más introvertido que loco, y ahí se nota un defecto que quizás tenga como intérprete, y es un excesivo control, incluso perdida la razón parece más cuerdo que quienes le rodean, y no consigue parecer frágil. En mi opinión todos correctos, el único que destaca para mal, porque siempre parece que más que actuar pone caras, es Andrew Scott, el Moriarty de la serie Sherlock. Me ha gustado ver a Jim Carter, el mayordomo de Downton Abbey, en el papel del fiel Kent, casi le ha bastado cambiarse de ropa para pasar del fiel mayordomo al fiel conde, una simpática interpretación.

La película es bastante fiel a la obra original, a la que han recortado una media hora, algo conveniente para hacerla llegar con cierta fuerza al público. Han quitado, o eso me parece, bastante texto de Gloucester ciego guiado por Edgar loco; en la obra original hablan mucho y su viaje a Dover es largo como el de Frodo y Samsagaz hasta Mordor, sin embargo en la peli nada más salir ya han llegado, y, aunque eso choca un poco, yo lo agradezco porque, como decía antes, me sobra Andrew Scott como Edgar.

En cuanto a la historia, nos habla del Rey Lear, legendario rey de la antigüedad inglesa, aunque el tema principal de la obra es familiar e íntimo, hablando de la familia y de la vejez, la parte de la política está presente, en forma de conspiraciones y fidelidades, pero en un segundo plano, porque lo que nos dice la obra es que el Rey Lear es rey, pero sobre todo es un padre que se ha hecho viejo sin darse cuenta, y, como dice el bufón: antes de hacerse sabio.

Merece la pena como una manera más que digna de acercarse a una de las obras más prestigiosas del autor, aunque también una tragedia de principio a fin. Mantiene muy bien el ritmo, y toda la presentación se aleja de lo que sería una visión teatral de la obra, se buscan ambientes grandes, incluso muchos de los interiores, y en definitiva, todo el lenguaje visual e interpretativo es cinematográfico, lo cual sienta muy bien a una obra que en caso contrario bien podría resultar árida para el espectador menos aficionado.



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