martes, 15 de agosto de 2017

Ghost in the Shell - 2017 - Rupert Sanders

Estos días parece que se ha puesto de moda alabar el "empoderamiento" de la mujer, en concreto de una, Charlize Theron en Atómica, insistiendo en la supuesta novedad de que una mujer sea héroe (heroína) de acción. Pero son tonterías, al ser las peleas en el cine tan falsas como los pueblos del oeste, o los duelos al sol, los golpes de Arnold pueden doler lo mismo que los de su abuela, según lo exija el guión.

Así que, lo primero, me gustaría recordar a Geena Davis, que sí fue pionera en este campo, como pirata en La Isla de las Cabezas Cortadas y como agente secreto en Memoria Letal, y también aprovecho para destacar el desparpajo de Kung-Fusion, que nos demuestra como las peleas espectaculares están al alcance de todos los físicos de cualquier sexo y condición.

A estas alturas los ejemplos de luchadores y luchadoras de características variadas son numerosos, y hoy hablamos de un ejemplo más (por cierto, en el ambiente cibernético se me olvidaba nada menos que Matrix, cuya escena más popular fue, seguramente, la primera pelea de Trinity). El caso es que tenemos de nuevo una mujer, aunque mujer/robot, que se enfrenta al crimen dando patadas y pegando tiros como una campeona.

Aunque Scarlett Johansson siempre está bien, arriesga bastante en estas películas en las que lleva todo el peso, tanto respecto a la historia como al atractivo en taquilla, y que lo mismo pueden ser un éxito (Lucy) como un fracaso (ésta de la que hablamos). Desde mi punto de vista esta película tiene más sentido que Lucy, que es una tontería sin pies ni cabeza, sin embargo no ha tenido el mismo éxito comercial. Por lo que sea no queríamos este nuevo Robocop, pero sí nos apetecía otro Cortador de Césped.

No es una película de ideología revolucionaria, aunque pudiera parecerlo por la estética, al contrario, tiene un trasfondo conservador, en favor del status quo, que consiste en que al final el sistema funciona (lo cual me gusta) y viene acompañada de cierta polémica respecto a que los actores protagonistas son occidentales, representando personajes japoneses, personalmente creo que es algo que se puede obviar, claramente ha faltado o bien valor para hacerlo todo con japoneses, o bien coherencia para cambiar los nombres y la ubicación, pero son defectos menores una vez uno está dispuesto a entrar en la historia (o no), aunque se entiende que tengan importancia para los seguidores del manga.

Resulta entretenida, con la falsa profundidad de cierta estética moderna, basada, quizás, en la religiosidad de todo.

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