El atentado de ayer en París nos pone delante otra vez el terrorismo islámico como fuerza en auge en la política mundial.
Digo política porque la diferencia entre el terrorismo y otros tipos de delincuencia es precísamente su intención de presionar políticamente, y no me refiero al sentido débil de la política, que también, no sólo se trata de cambiar los programas de los partidos, sino de cambiar nuestra posición, la de los ciudadanos, como agentes nucleares de la política en democracia, en favor de una determinada postura, mediante el terror.
En este caso el atentado se ha dirigido contra la prensa, cubriendo de esta manera un objetivo simbólico, y uno práctico, relacionados entre sí. En cuanto al simbolismo está claro: se debe terminar la libertad de expresión, sólo se puede decir lo que ellos permitan. El objetivo práctico es ir a los distribuidores de opinión, que funcionan, aunque sólo hasta cierto punto, como fuente de donde manan los tópicos que todos acabamos manejando y meterles miedo, de manera que cada vez que se escriba (o dibuje) sobre temas relacionados con el islamismo o la religión musulmana, se lo piensen dos veces, maticen, cedan...
Desde mi punto de visa los medios de comunicación han tratado bien este atentado, sobre todo aquellos que han decidido publicar las viñetas consideradas blasfemas. El camino para luchar contra el terrorismo debe pasar, sin duda, por no ceder ni un paso en nuestros derechos y plantarles cara allí donde se presente oportunidad, sin dejar resquicios para que entre el miedo, sin plantearnos siquiera la opción de obececer a quienes nos amenazan.
Hablando de resquicios, ayer se leía en algún comentario y pie de foto, como se "ejecutaba" a uno de los policías asesinados. No se puede caer en los mismos errores que se cometieron en la lucha contra ETA, empezando por estas licencias literarias, metáforas, o como se les quiera llamar, ayer no se ejecutó a nadie en París, se cometieron diversos asesinatos.
Por ser crímenes de finalidad política, los asesinatos terroristas tienen una cualidad especial: nos hacen a todos víctimas, hoy todos somos un poco humoristas, todos un poco polícias...
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