El Timeo era la única obra de Platón conocida en la Edad Media, por lo que cuando se habla de la grandeza de Platón durante 10 siglos, se refiere precísamente a este diálogo. Es una obra muy compatible con el cristianismo, dado que habla de un Dios creador del hombre, que incluye dentro de nosotros un alma inmortal que debemos de cultivar.
En cuanto al esquema de la obra, se puede dividir fácilmente en varias partes:
1. Nos recuerda la charla que los protagonistas han tenido el día anterior, y que constituye La República, haciendo un breve repaso de la misma.
2. Timeo toma la palabra para explicar su idea del mundo y desarrolla con bastante claridad el mundo ideal de Platón, un mundo que existe siempre, o más bien fuera del tiempo, y que sirve de modelo al gran dios, el demiurgo, para construir el nuestro, éste ya imperfecto, porque sólo es reflejo de las ideas.
3. Según nos va contando como se realiza la creación, nos va explicando como es: un universo perfecto (por lo tanto esférico) con la tierra girando en el centro del mismo y los demás planetas alrededor (hay un mito que dice que se creyó que la tierra es plana hasta el renacimiento, pero esto no es así).
4. Finalmente, del cosmos pasamos al hombre, cuya creación se convierte en un tratado de anatomía y, ya de paso, de mecánica. Es una concepción atomista, según la cual el triángulo es el átomo principal, que se divide en tres tipos (equiláteros, isósceles y escalenos, claro), y que según su forma y tamaño tienen diversas propiedades. Dichos triángulos, además, se pueden juntar en forma de sólidos regulares que a su vez conformarán los 4 elementos. De las propiedades de los triángulos y de las mezclas de los cuatro elementos se deriva nuestra propia vida; su duración, la salud y la enfermedad, etc.
Para Platón, como para la biblia, en el principio era el hombre. No considerado como ser humano, sino como varón. Aunque es lo mejor que se pudo construir con el material disponible, el hombre tiene defectos, y de ellos, mediante la reencarnación, se van formando las mujeres y los animales (de los hombres débiles y cobardes, por lo visto, surgen las mujeres), si un hombre es frívolo se reencarna en pájaro, si es tonto de remate en pez, y así sucesivamente. Una vez los animales se han formado de esta manera, también hay un camino de salvación, un camino de vuelta: da a entender que si un pez es especialmente filosofante, puede ir subiendo escalones hasta volver a ser hombre.